Esta es la la liebre a la manchega, que cocino el maestro, ROSAO y un gran maestro en la caza con Reclamo.
El menú, fue Liebre al Rosao, unas sardinas a la sartén, y como no una buena ensalada de tomates, raf.
Los comensales por la Izq, Francisco, Juan Pedro, el niño José, el Rosao, el otro niño y su cuñado del Rosao. el Polo y su bota, el Maestro Juan el Rey, el Tabernero, y su amigo, y yo detrás de la cámara.
Aquí, Juan Rey, y el Rosao, o lo que es lo mismo, tío y sobrino mano a mano, la verdad creo que sin estos momentos, las cacerías no existirian o serian muy aburridas, pues estos momentos son inolvidables, que luego le contaremos a nuestros nietos, para ir enseñándoles los buenos modales y el respeto por el campo, y callarle las bocas a esos que tanto nos critican a los cazadores, pues todavía no he visto yo a nadie que respete mas el campo, que los propios cazadores.
Que me gusta una escopeta y un perro con buenos vientos, y una vezana de trigo y una sombra para yo verlo. Y que se arranque una liebre como el viento ligera, y que la corra mi perro, y que la alcance a mi vera. Y me gusta disfrutar de mi escopeta y mi perro, y de una copa de vino, y de los hombres cabales que al campo vienen conmigo.
Mi perro bebe en mi mano si vamos de cacería, y espera que se la de de la cantimplora mía. Y no teme a los barrancos ni a los caminos cortaos, porque mi perro confía que su amo está a su lado. Cuando mi perro me ve con la escopeta encará, se queda fijo mirando para ver dónde voy a tirar. Y si ve que no disparo, me avisa con un gemido para que la próxima vez, no me coja distraío.
El mejor trago de vino yo me lo tomo sentado, esperando que mi perro me traiga lo que he cazado. Un pajarillo perdiz, que lo alicorté de un tiro en lo alto de un collado y se escondió entre los trigos.
Mi perro bebe en mi mano si vamos de cacería, y espera que se la de de la cantimplora mía. Y no teme a los barrancos ni a los caminos cortaos, porque mi perro confía que su amo está a su lado. Cuando mi perro me ve con la escopeta encará, se queda fijo mirando para ver dónde voy a tirar. Y si ve que no disparo, me avisa con un gemido para que la próxima vez, no me coja distraío.
El mejor trago de vino yo me lo tomo sentado, esperando que mi perro me traiga lo que he cazado. Un pajarillo perdiz, que lo alicorté de un tiro en lo alto de un collado y se escondió entre los trigos.
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1 comentario:
Ahora ya se yo porque me has abandonado jodio, menudas fiestas os montais vosotros..
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