Que me gusta una escopeta y un perro con buenos vientos, y una vezana de trigo y una sombra para yo verlo. Y que se arranque una liebre como el viento ligera, y que la corra mi perro, y que la alcance a mi vera. Y me gusta disfrutar de mi escopeta y mi perro, y de una copa de vino, y de los hombres cabales que al campo vienen conmigo.

Mi perro bebe en mi mano si vamos de cacería, y espera que se la de de la cantimplora mía. Y no teme a los barrancos ni a los caminos cortaos, porque mi perro confía que su amo está a su lado. Cuando mi perro me ve con la escopeta encará, se queda fijo mirando para ver dónde voy a tirar. Y si ve que no disparo, me avisa con un gemido para que la próxima vez, no me coja distraío.

El mejor trago de vino yo me lo tomo sentado, esperando que mi perro me traiga lo que he cazado. Un pajarillo perdiz, que lo alicorté de un tiro en lo alto de un collado y se escondió entre los trigos.

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17 de marzo de 2014

HAY QUE ESTAR LOCO O TENER MUCHA AFICIÓN PARA DAR ESTE PUESTO

 Si os fijáis bien,  mira a la altura que esta la tronera,  a ras del suelo, por que ahora lo veréis.
 Este es el tanto, que yo no utilice, puse uno metálico y mas cerca, por la escopeta que llevo.
 El puesto, que llevaría al menos diez años sin dar, por que hay que tener fe para llegar hasta el.
 Aquí veréis lo bien camuflado que esta,  en una risca y en una pendiente que hay que escalar.
 Esta es la loma del dichoso puesto, da igual subir que bajar, o te agarras al as matas o te vas rodando.
Y esta es la foto, tomada desde el puesto, parece una foto aérea, el puntito negro que se ve en la curva del camino, es mi coche pues no veas lo que pase para llegar hasta el puesto, yo creía que el corazón se me salía por la boca, fui para probar un pollo que se merecía probarlo en un sitio como ese, ya que las perdices abajo no quería entrar, una vez el puesto arreglado, puse mi pollo que dio la talla, se agarro con un macho que yo ya pensaba, coño ha merecido la pena el sufrimiento, pero el muy cabroncete hizo lo mismo que los de abajo,  cuando el pollo le apretó no quiso coles. y se fue. y asi un día tras otro,  un celo pésimo y para mi el peor desde que practico esta modalidad,  que ya pasa de los treinta años. que lo vengo haciendo. así que esto hay que ir pensándoselo,

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