Que me gusta una escopeta y un perro con buenos vientos, y una vezana de trigo y una sombra para yo verlo. Y que se arranque una liebre como el viento ligera, y que la corra mi perro, y que la alcance a mi vera. Y me gusta disfrutar de mi escopeta y mi perro, y de una copa de vino, y de los hombres cabales que al campo vienen conmigo.

Mi perro bebe en mi mano si vamos de cacería, y espera que se la de de la cantimplora mía. Y no teme a los barrancos ni a los caminos cortaos, porque mi perro confía que su amo está a su lado. Cuando mi perro me ve con la escopeta encará, se queda fijo mirando para ver dónde voy a tirar. Y si ve que no disparo, me avisa con un gemido para que la próxima vez, no me coja distraío.

El mejor trago de vino yo me lo tomo sentado, esperando que mi perro me traiga lo que he cazado. Un pajarillo perdiz, que lo alicorté de un tiro en lo alto de un collado y se escondió entre los trigos.

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15 de octubre de 2010

Como crecen estos críos.

Su primera puesta de Banda, al terminar bachiller, con la abuela que es su pasión, su madre y hermana.


En su primer viaje de estudios con el colegio, y de paseo con sus primas.


Su segundo viaje de estudios con el instituto, a París.




Y como no podía faltar, siempre que podía se venia conmigo de cacería con lluvia, viento o nieve le daba igual, siempre que puede se viene conmigo al monte,


Le encanta los perros, en mi casa cada uno tenemos un perro, creo que el peor día de su vida fue el día que le robaron, su Beagle.









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