Que me gusta una escopeta y un perro con buenos vientos, y una vezana de trigo y una sombra para yo verlo. Y que se arranque una liebre como el viento ligera, y que la corra mi perro, y que la alcance a mi vera. Y me gusta disfrutar de mi escopeta y mi perro, y de una copa de vino, y de los hombres cabales que al campo vienen conmigo.

Mi perro bebe en mi mano si vamos de cacería, y espera que se la de de la cantimplora mía. Y no teme a los barrancos ni a los caminos cortaos, porque mi perro confía que su amo está a su lado. Cuando mi perro me ve con la escopeta encará, se queda fijo mirando para ver dónde voy a tirar. Y si ve que no disparo, me avisa con un gemido para que la próxima vez, no me coja distraío.

El mejor trago de vino yo me lo tomo sentado, esperando que mi perro me traiga lo que he cazado. Un pajarillo perdiz, que lo alicorté de un tiro en lo alto de un collado y se escondió entre los trigos.

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26 de agosto de 2010

Los Frutos del coto, Pio




Esta mañana, he dado una vuelta por el coto con mi hija, y hemos recogido unos pocos de frutos, de los que se crían en el coto, para después degustarlos fresquitos. Este año seguro que mi amigo Luis hace buen vino, pues tiene las viñas cargadas a tope y buen clima.
Conejos no he visto, pero he visto un manojo de pollos tan grande, bajo unos olivos a la sombra, que yo creo que había reunión de comunidad de todos los vecinos.



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