Aquí el maestro Rosao, mientras preparaba, la liebre, de vez en cuando nos cantaba, algún fandanguillo que otro y alguna granaina.
Este me lo dedico a mi, Gracias maestro, por estos buenos ratos que pasamos en vuestro coto, es un placer para mi estar en tan grata compañía, y disfrutar de estos momentos, que difícilmente se pueden olvidar.
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