Que me gusta una escopeta y un perro con buenos vientos, y una vezana de trigo y una sombra para yo verlo. Y que se arranque una liebre como el viento ligera, y que la corra mi perro, y que la alcance a mi vera. Y me gusta disfrutar de mi escopeta y mi perro, y de una copa de vino, y de los hombres cabales que al campo vienen conmigo.

Mi perro bebe en mi mano si vamos de cacería, y espera que se la de de la cantimplora mía. Y no teme a los barrancos ni a los caminos cortaos, porque mi perro confía que su amo está a su lado. Cuando mi perro me ve con la escopeta encará, se queda fijo mirando para ver dónde voy a tirar. Y si ve que no disparo, me avisa con un gemido para que la próxima vez, no me coja distraío.

El mejor trago de vino yo me lo tomo sentado, esperando que mi perro me traiga lo que he cazado. Un pajarillo perdiz, que lo alicorté de un tiro en lo alto de un collado y se escondió entre los trigos.

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3 de enero de 2010

Llegada al coto de Jeromino en Murcia

Llegada al coto a las nueve de la mañana, y lo que allí sucedió a la llegada, no se puede explicar con palabras, y a ver quien es el gracioso que saca una cámara, y se pone a gravar, tal y como estaba sucediendo el encuentro, con la guardería del coto, y es que en todas las cuadrillas siempre hay uno que se sale, y nos pego una inocentada, de pare de co....es a estas horas todavía hay alguno que se esta acordando del miguelito. Claro esta que serian las cacerías sin anécdotas como estas
Aquí llegan los cazadores , cuanto han sufrido madre detrás de la perdices, el del podenquillo al lado ese es mi amigo Luis, y su hermano Juan

Este fue el menú del día, Solomillo al ajillo, y conejo en enfritada de tomates raf , acompañado con vino viejo de Córdoba, en las dos botas, la verdad salio buenísimo


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