Que me gusta una escopeta y un perro con buenos vientos, y una vezana de trigo y una sombra para yo verlo. Y que se arranque una liebre como el viento ligera, y que la corra mi perro, y que la alcance a mi vera. Y me gusta disfrutar de mi escopeta y mi perro, y de una copa de vino, y de los hombres cabales que al campo vienen conmigo.
Mi perro bebe en mi mano si vamos de cacería, y espera que se la de de la cantimplora mía. Y no teme a los barrancos ni a los caminos cortaos, porque mi perro confía que su amo está a su lado. Cuando mi perro me ve con la escopeta encará, se queda fijo mirando para ver dónde voy a tirar. Y si ve que no disparo, me avisa con un gemido para que la próxima vez, no me coja distraío.
El mejor trago de vino yo me lo tomo sentado, esperando que mi perro me traiga lo que he cazado. Un pajarillo perdiz, que lo alicorté de un tiro en lo alto de un collado y se escondió entre los trigos.
2 comentarios:
Muy bien Baldomero, que se note que también hay cuquilleras. Cuando se tira arroz en una olla, siempre sale algo bueno. Esos son siempre unos gratos momentos, unidos a la cuelga necesariamente.
La mejor forma de terminar la temporada y analizar como ha ido, es asi, como vosotros la habeis finalizado, con ese arróz que no deberia estar nada malo ya que hecho en la lumbre es para chuparse los dedos.Cuanto me alegro que los buenos cuquilleros os junteis con esa armonía. Aunque no los conozco personalmente, hazales llegar un saludo de mi parte.Un abrazo apretao.Manolo.
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